Una mujer identificada como Lucía Juliana Pinto de 47 años de edad, se encontraba a las 10:10 a.m., de este jueves en el tercer piso de un apartamento ubicado en Bucaramanga, Santander, Colombia, específicamente en la carretera 51 con carrera 20 del barrio La Concordia.
La mujer sola con su hijo Pablo Julián Lozano Pinto de 28 años de edad. La progenitora laboraba como chef. Allegados a la familia manifestaron que buscaba que él saliera del mundo de la adicción de sustancias ilícitas, tarea que no fue posible y que, por el contrario, llevado por las sustancias alucinógenas le quitó la vida a la mamá.
“Ella trabajó en un puesto de venta de jugos en La Concordia era una excelente vecina, siempre sonriente y se le veía mucho amor por sus hijos, pero cosas de la vida, uno de ellos le quitó la vida”, señaló una conocida.
Los detalles del M₳TR❙C❙D❙0 han sido perturbadores. La mujer recibió 30 estocadas, “17 heridas en la región dorsal, 6 heridas en el abdomen, 3 heridas en cuello, 3 heridas en el tórax y una en el flanco izquierdo”, indicó el informe forense.
Los moradores del lugar dieron parte a la Policía, una vez sucedido los hechos. De manera irónica fue el propio hijo el que le abrió a los uniformados y confesó que le quitó la vida a la mamá.
“M₳TÉ a mi mamá”, esas fueron las primeras palabras que dos uniformados de la Policía escucharon tras tocar la puerta del apartamento 302.
“Los gritos fueron muy fuertes, se escuchaba a la señora gritar. Se llamó al CAI de La Concordia, que está a una cuadra. Llegaron a mirar y cuando tocaron el tipo de una vez les dijo que le había quitado la vida a la mamá. Lo apartaron y efectivamente encontraron a la mujer sin vida”, dio a conocer un testigo a Vanguardia.
En la mesa del comedor se encontraba el CÜCH❙LL0 con el que se cometió el atroz hecho y el cuerpo de Lucia Juliana Pinto estaba en la alcoba principal, una atroz escena presenciaron los uniformados.
Por petición de la madre, Pablo Julián estaba en tratamiento de rehabilitación en otra ciudad, pero había regresado recientemente a Bucaramanga para seguir con el programa de su proceso de rehabilitación.
“Era una señora que estaba trabajando, se había conseguido un empleo días anteriores y con esto estaba levantando a su familia. Infortunadamente, el consumo de estas sustancias por parte de uno de sus hijos originó este hecho. No tenemos palabras para lamentar profundamente este tipo de comportamientos”, señaló el comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, el general José James Roa Castañeda.
