Un padre quedó completamente destrozado, cuando sus hijos primero vomitaron y luego perdieron la vida, después de comer un fruto prohibido para el consumo, ya que se trata de una planta venenosa.
Jhofran Mathias Gonzalez Chaya, de 5 años, y su hermana Amira, de 3, comieron de un pequeño árbol conocido localmente como "bola de toro", que produce la fruta gigante y tóxica parecida a una cereza o una manzana pequeña.
El lamentable incidente tuvo lugar en jardín de su casa en el pueblo de Montecitos, Río de Oro, Colombia, el domingo. Los dos niños eran de origen venezolano.
Según los informes, después de comer la fruta roja, los jóvenes comenzaron a sufrir convulsiones.
Su vecino Jesús Elías Vanegas dijo: “Los niños pensaron que eran manzanas y se las comieron."
“En ese momento no pasó nada, pero horas después empezaron a vomitar y mostraron todos los síntomas de intoxicación”.
Los hermanos fueron trasladados al Hospital Emiro Quintero Canizares, donde permanecieron dos días, según los informes locales.
El padre de los niños dijo: "El niño se comió seis frutas y la niña cuatro. Los llevamos al hospital para que los atendieran, pero como somos de Venezuela y el seguro que tenían no contaba mucho, la niña se puso peor y lo que hicieron fue darle suero hasta que fue enviada a la UCI, donde finalmente perdió la vida".
Los padres buscaron ayuda en la Defensoría del Pueblo de Colombia, para que el hijo que les quedaba fuera trasladado a un mejor hospital en la ciudad de Cúcuta.
Aunque el traslado fue autorizado, el niño sufrió un paro cardíaco en el camino y también expiró.
Los niños habían llegado a Colombia con sus padres desde Venezuela , que se encuentra en un estado de agitación social y económica desde 2010.
Se alojaban en la casa de su abuela, que es donde ocurrió el suceso.
La policía ha instado a los residentes de Montecitos a retirar la peligrosa planta de sus propiedades o enfrentar multas.
Se entiende que la planta ornamental es común en la zona.
Según los informes, los afligidos padres están recibiendo asesoramiento en la cercana ciudad de Ocaña, donde estaba previsto que enterraran a sus hijos.
Los padres de los niños regresarán a Venezuela.